(27/06/2022)
Desde el año 2014 la situación económica y social de Venezuela ha venido en franco deterioro. La principal causa ha sido la ineficacia en la gestión pública e indolencia para atender de manera oportuna y adecuada problemas de la sociedad que, de haber sido abordados a tiempo, no hubiesen producido el actual caos en los servicios públicos, el grave deterioro del sistema público de salud, agua, saneamiento y la profunda recesión económica, entre otros.
El desvío irregular de ingentes recursos y una corrupción generalizada es la raíz de este proceso de destrucción que contribuyó a la violación sistemática de los derechos humanos de millones de venezolanos y dio origen a la Emergencia Humanitaria Compleja (EHC) sin precedentes que sufre Venezuela.
Cabe destacar que partir de los años 50, Venezuela, pudo de desarrollar uno de los servicios de agua potable más importantes de toda la región, con tecnología de vanguardia y el desarrollo de infraestructura de altísima calidad, para alcanzar altas metas y estándares de salud pública. En ese sentido ya para los años 90 se podía estimar que el 87% de la población Venezolana tenía un buen servicio de agua potable y saneamiento. Sin embargo, hoy día prácticamente en ninguna ciudad del país se cumple con las normativas establecidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Todas las ciudades venezolanas se enfrentan a un suministro insuficiente, y un deterioro profundo de las instalaciones de agua y saneamiento., es decir estamos frente a un colapso masivo de los servicios de agua y saneamiento.
A nivel urbano, se aprecia la pérdida de la red nacional de instalaciones, plantas, acueductos y tuberías. No ha habido el debido mantenimiento ni la reposición de tuberías o equipos a una infraestructura instalada en la segunda mitad del siglo pasado. Para finales del año 2021 el país presentaba las siguientes características: a) una caída del 85.7% de la cantidad de agua distribuida. b) Las plantas de potabilización presentan un déficit operativo del 99.3% y c) la recolección de aguas servidas había caído en un 74%.
Grandes sistemas como el Acueducto Regional del Centro (SRC), así como el Tuy I y II funcionan a menos del 50% de su capacidad debido al abandono operativo y mantenimiento necesario de los sistemas de transporte. En consecuencia se ven afectadas las poblaciones asentadas en la región central y capital respectivamente. Esto hace que muchas personas, fundamentalmente mujeres tengan que ir, hasta alguna fuente de agua o llenadero, y acarrear los envases hasta sus hogares.
Solo 28% de las aguas residuales, urbanas e industriales, son depuradas en el país. En general, la mayor parte de los efluentes no tratados contaminan las costas del Litoral, dada la cercanía de los grandes centros poblados al mar, o debido a que son vertidos directamente en ríos que desembocan en el mismo.
El saneamiento del Lago de Valencia, en la región central del país que involucra a los estados Aragua, Carabobo y Cojedes (Entidades que concentran el 13% de la población de Venezuela) está detenido. Este proyecto que incluye la rehabilitación y ampliación de la planta de tratamiento de aguas residuales La Mariposa en el estado Carabobo, presenta deficiencias que traen como consecuencia que las aguas servidas sin tratar contaminen la cuenca del Lago de Valencia y cuerpos de agua que abastecen a ciudades aledañas.
Bajo este marco de referencia, cabe destacar que desafortunadamente Venezuela se encuentra rezagada en el cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible N° 6 de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, sobre “garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos”. Este objetivo exhorta a los Estados a reducir, a la mitad, su porcentaje de aguas residuales sin tratar. Es decir, disminuir los vertidos de agua usada y contaminada en el medio ambiente.